El lugar de innumerables entrenamientos y donde se asienta cada año la meta de mi querido Mapoma en esta ocasión se ha convertido en mi "modelo" para pasar el atardecer disfrutando de mi otra afición, la fotografía.
Nada como una música suave en mis cascos, ropa de abrigo y un puntito de soledad para redescubrir tras el objetivo de mi cámara algunos encantos ocultos del parque donde me he criado de niño.
Minutos previos antes del ocaso en el Palacio de Cristal.
Sin duda una "mini experiencia" aconsejable para oxigenar cuerpo y mente, tan válida como correr.
Hoy, me vuelvo a poner las zapas, mi compañera me reclama y Filipides espera a nuestra cita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario, opinión o consejo son importantes para mejorar este blog y a este corredor. No dudes en dejarlo aquí.