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lunes, 18 de enero de 2016

XVIII Carrera Popular de Alovera - Mi crónica.

Después de mucho tiempo sin probarme en un diez mil llegó a mis oídos esta carrera con pocos corredores y buena acogida y no dudé en apuntarme junto a David.

Los largos rodajes maratonianos y la preparación específica para pruebas más largas que los diez miles me han alejado mucho de mi mejor crono en esta distancia pero en esta ocasión, el perfil, el ambiente y el circuito en sí invitaban a dejarme llevar y comprobar cuál es mi punto de exigencia, es decir, a no salir de "fiesta" en una carrera de estas características.

La noche previa a la carrera unos problemas digestivos de David me privaron de su presencia en Alovera, lo más seguro es que la carrera la hubiéramos hecho por separado, pero lo que se confirmaba es que la salida también la iba a tomar solo, así que, al llegar a Alovera a tres grados bajo cero y una vez recogido el dorsal tocaba ponerse el mono de trabajo y empezar a calentar, muy curioso, sensaciones ya casi olvidadas, buscando un buen lugar en la salida y sin nadie al lado a quien acompañar o que me acompañase. Desde luego, hace tiempo que mi visión de esto del correr ha cambiado, pero también reconozco que buscar de nuevo esa chispilla competitiva contra mí mismo mola.

La salida, pasados unos minutos de las 10:30 se daba, como se esperaba, rápida, sin concesiones y buscando rápidamente un hueco para acomodarme en mi sitio en la carrera y en mi ritmo. No hubo excesivo problema para conseguirlo, la excelente labor de la Organización del evento consiguió que desde el primer metro el espacio fuera el adecuado para correr todo el circuito a lo que el cuerpo diera.

Y mi cuerpo dió 4:25 en el primer kilómetro, un trazado suave con una leve subida y una bajada por el estilo, y los siguientes kilómetros se sucedieron en un perfil y ritmos similares, el km 2 en 4:18, el km 3 en 4:25, el km 4 (el más durillo) en 4:30 y el kilómetro 5 en 4:25.

El kilómetro 5 situado en la Plaza Mayor y punto de partida de la prueba marcaba también el ecuador de la misma. 

Paso por el kilómetro 5, primera vuelta completada.
La segunda parte prometía ser más dura, ritmos a los que no estoy tan acostumbrado trabajar debían de ponerme en mi sitio, pero ahí es donde la fuerza trabajada últimamente debía de dar sus frutos y, aunque bajé el ritmo no fué todo lo esperado y me dió incluso para ser más rápido en el último kilómetro de la segunda vuelta (el último de carrera, 4:22) que en el kilómetro 5 (el último de la primera vuelta, 4:25).

El ambiente de la plaza en la meta impresionante, todo el pueblo en la calle aplaudiendo y gritando hacían que se erizara de nuevo la piel, colofón final espectacular para 10 kilómetros intensos.


Las fotos, cortesía del C.A. Alovera son solo un ejemplo de la magnífica labor desempeñada por tod@s y cada un@ de l@s integrantes de una Organización que ha cuidado los detalles de la carrera al máximo. Por algo cumplen 18 ediciones.

Una carrera sin masificación, con los kilómetros bien medidos, con los voluntarios y Protección Civil señalizando los puntos más complicados del trazado (baches y giros cerrados), con una bolsa del corredor compuesta por una camiseta térmica, agua, una barrita, isotónica, un montado de jamón, un zapatillero y un caldito calentito a la llegada en meta.

Bolsa del corredor.

Camiseta térmica.
A casa me llevo una marca para estar contento (44:35) no siendo esta mi guerra pero peleándola, y la sensación de no ser uno más sino un corredor con todas las letras, respetado y cuidado por una Organización de 10, la del C.A. Alovera.

Sin duda repetiré, muchas gracias por todo.

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