Tras cinco meses sin ponerme un dorsal ayer domingo volví a sentir las emociones de llevar uno prendido del pecho.
Tal vez, como ya he comentado en más de un post, no era la carrera perfecta para mis gustos, si bien esta carrera llevaba el nombre de "Perfecta" allá por el año 2008, año en el que según muchos de los comentarios leidos tras el evento distaba mucho de serlo, y que poco a poco, al parecer, ha ido mejorando con el paso de los años.
Con el chip de carreras más largas en la memoria me levantaba tres horas antes del evento (6:30) para dar buena cuenta de un par de tostadas y un café y preparar la mochila.
Aprovechando la temprana hora cogí el coche para plantarme en Menéndez Pelayo a las 7:40 y tomarme otro café purgante, de esos que limpian la tripita antes de una competición, y darme una vuelta de reconocimiento antes de encontrarme con la manada gacelera en el Meeting Point de turno.

Tras el Photo Cool con la manada y la distendida charla con
Gacela de Pueblo Nuevo y
Juan de
El Triclinium me dirigí al otro punto de encuentro que tenía concertado para la ocasión con quien iba a ser mi compañero de carrera,
Andrés, antes de poder localizarle pude coincidir brevemente con otro bloguero ilustre,
Charli, con el que pude hablar poco pero al que se le veía fino de verdad.
Una vez reunido con
Andrés nos dispusimos a colocarnos en el pelotón, en cola, para no andar apretados, la salida como es de esperar en estos saraos, lenta y trompicada pero el objetivo que era disfrutar del ambiente y de la ciudad estaba intacto.
Salvo un pequeño problema con una china en la zapatilla de
Andrés que se resolvió con una breve parada en boxes a la altura de la Puerta de Alcalá los kilómetros pasaban ligeros, citar por decir algo el atasco de salida del Retiro o de la entrada al túnel de la calle Alcalá, Preciados o el giro de Bailén a Mayor.
Noté un ligero contratiempo traducido en falta de agua en los avituallamientos de la calle Sevilla y espero, por la gente que fuera más rezagada, que sólo fuera una equivocada impresión mía. El calor empezaba a hacer acto de presencia y el agua a esas alturas podría pasar a desempeñar un papel importante en los kilómetros finales.
El comienzo de la subida a partir del Paseo del Prado en dirección a Cibeles la haciamos alegres,
Andrés iba fuerte, con determinación, pensando más en lo que venía a partir de Alcalá, por lo que en este primer tramo de subida continua no daba sensación de flaqueza pero al dejar a nuestra izquierda a la diosa apretó los dientes y se me pegó a la rueda, ritmo constante y acompasado, con la misma determinación que un kilómetro atrás y al entrar en El Retiro, testigo mudo de muchos de nuestros entrenos, aprovechaba para dedicarles a
Isa y
David una sonrisa de alivio y de satisfacción de saber que los deberes estaban hechos una vez más, tanto fué así, que me obsequió con un sprint final digno de
Chema, en plan, te aprieto los dientes aquí y te enteras... Un figura el tío.

Al final despedida con la premisa de repetir esta misma semana en El Retiro algún rodaje de esos con la fresquita y unas muy buenas sensaciones.
Queda inaugurada una nueva temporada.